Ayuda temprana para los hijos
En los primeros años de vida el niño inicia su aproximación al mundo. Al mismo tiempo que comienza su aprendizaje construye su desarrollo y se relaciona con el medio. Los programas de Estimulación Temprana se dirigen al niño al comienzo de su vida.
Los Programas de Estimulación Temprana son una manera de contactar con el niño, a la vez que procuran una diversión. El pequeño marca el ritmo en estos programas, que previenen y mejoran los posibles déficits de su desarrollo. El objetivo es normalizar sus pautas de vida. El niño fija su atención y comienza a aprender una actitud de comportamiento ante personas y cosas.
En estos programas se trabaja una serie de tareas de una manera constante. Para no caer en el aburrimiento y el desinterés se va introduciendo cada vez una pequeña novedad. Si no hay suficiente constancia en los aprendizajes el niño no asimilará la tarea y se le olvidará rápidamente. Por otra parte, si la novedad es muy grande se abrumará y perderá su interés. El Programa de Estimulación Temprana favorece la autonomía del sujeto a la vez que busca conseguir un nivel socioeducativo aceptable.
¿Por qué actuar temprano?
Estos programas van dirigidos a la primera infancia. En estas primeras edades se desarrollan y maduran las capacidades fundamentales y prioritarias. Por ejemplo, el lenguaje, la estimulación sensorial, física y psicológica, etc… Todas ellas deberán llevarse a cabo de una manera global.
Los primeros meses y años son un periodo fundamental en el progreso del niño. Se caracterizan por un potente ritmo evolutivo. La capacidad de adaptación de su sistema nervioso y del cerebro son determinantes para el posterior desarrollo del niño. Por esta razón se debe posibilitar que sus primeras experiencias con el mundo exterior garanticen el progreso global de sus capacidades y cualidades.
Desarrollo de los programas
Los Programas de Estimulación Temprana intervienen respecto a tres niveles o necesidades. Estas se dividen respecto a los sujetos que participen en el programa. Primero, las necesidades reales del niño a partir del diagnóstico. Segundo, las de la familia. Y por último, las necesidades del equipo de profesionales para poder poner en marcha el programa. La intervención debe ser global, trabajar todas las áreas. Pero esto no quiere decir que no se pueda o deba hacer hincapié más en unas que en otras. El tipo de intervención, la frecuencia de las sesiones, donde se realizan y el tipo de material a utilizar, dependerá del tipo de alteración o de lo que se quiera potenciar.
Áreas de trabajo
En el momento en que se conoce la deficiencia a corregir, el especialista elabora el programa de actuación. Se destacarán los objetivos generales y cada miembro del equipo se dedicará a una fase más que a las demás. Todo ello sin olvidar la perspectiva multidisciplinar. Los padres son informados en todo momento del desarrollo del programa siempre y cuando el niño asista a la Escuela Infantil. Es así porque tanto padres como educadores trabajarán en el programa.
- El lenguaje:El objetivo es la comprensión simbólica del niño, el reconocer el significado de objetos, personas y acciones. Además, la comprensión verbal y el desarrollo del lenguaje expresivo.
- El control del movimiento corporal se trabaja todo su cuerpo. Es frecuente que los niños con deficiencias físicas presenten trastornos psíquicos.
- La identidad y autonomía del niño: Se realizan tareas que potencien su movilidad, orientación, el control de su higiene y el saber vestirse y desvestirse.
- La relación social es la comunicación con el medio que le rodea y tomar conciencia de ello.
- La capacidad multisensorial: Se desarrollan sus sistemas de comunicación y la estimulación de todos sus sentidos.
Para mayor información, no dudes en contactarnos ¡estaremos felices de atenderte!